2022. La estética de lo cercano.

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Cuando una cosa me gusta la repito, y por eso paso, a distintas horas del día y en distintas estaciones, por las mismas calles o las mismas travesías o por los mismos pasajes. Uno de esos días que repetí el mismo itinerario me encontré con esta imagen, que rápidamente  eternicé en mi móvil. Una fachada bicolor pulcramente pintada, que la pintura de la parte de abajo combinaba perfectamente con el color de las hojas otoñales. Me pareció una suerte encontrarme con esa mezcla de colores, líneas y asimetría, y me acordé de un texto que leí sobre “Arte y ciudad” que entre otras cosas venía a decir que en los núcleos urbanos, en el espacio público  hay complejidades expresivas. También decía que la ciudad es una obra de arte viva. Este rincón de la imagen es, desde luego, una obra de arte viva. Viva, entre otras cosas, porque hay viviendas y ropa tendida. Y totalmente bella y expresiva.

Esta foto está tomada en una travesía, Travesía de Fuentecilla,  no tiene la categoría de calle, es una callejuela que une dos calles principales. Las calles principales son Fuentecilla y Cueva de la Mora. Me muevo en el pueblo a pie, y camino con regularidad por estos lugares que no son ni pasadizos ni atajos, son distintos tipos de vía, pequeñas pero con vida propia.

Vivo en la parte más popular de Villa, distante de las urbanizaciones y distante del centro histórico y de la famosa calle Carretas, y próxima a Coliseo de la Cultura, centro Cultural Miguel Delibes , la Policía Local y próxima a La Parada, Copistería de El Castillo tenemos casi todo, menos librerías, pero sí Biblioteca Municipal.

No sé la especulación que hubo en esta parte del pueblo, cómo se produjo el asentamiento de sus pobladores hace muchos años, ni las dimensiones de las viviendas. Hay desorden en estas callejuelas, hay muros encalados, hay ventanas con tiestos, pero en todas la persiana está levantada. Hay asimetría y hay belleza muy distinta a los monumentos y a los centros históricos, pero belleza. Es la plasticidad de lo sencillo, el juego de las formas en su origen. Una mezcla de Mondrian, Cezanne y el constructivismo.  Es solo cuestión de mirar. Si fuera profesora de arte, las prácticas las haría en Travesia de Fuentecilla, travesía de Cueva de la Mora.

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De esta travesía tengo dos recuerdos entrañables ocurridos nada más venir a vivir hace más de 35 años. En la esquina entre la calle Fuentecilla y la travesía había un estanco que vendían muchas cosas. Estaba al frente una mujer que se llamaba Gloria. Yo compré algo, no me acuerdo qué, y cuando fui a pagar Gloria me dijo que exactamente no sabía lo que costaba, que era nuevo y se lo tenía que preguntar al proveedor, yo le dije que dejaba el objeto y que ya vendría a por él “No, por favor, señora, lléveselo y ya me lo pagará”. Pasé varías veces apurada por mi deuda, y ella despreocupada y relajada, me decía “Todavía no lo sé, esté tranquila, ya me lo pagará” No me acuerdo cómo acabó la cosa, solo recuerdo la tarjeta de bienvenida que me ofreció Gloria como nueva vecina.  La segunda experiencia, fue en la peluquería de caballeros de al lado, pequeña, familiar y de paso lento, allí llevé a mi hijo y tuvimos que esperar casi cuatro horas a que le cortaran el pelo. No había prisa. Una nueva ocasión para comprobar que mi hijo era un santo. Ambos negocios, ya no existen , uno de ellos, la peluquería esta cerrada, parece que para siempre, el negocio de Gloria ha cambiado. Me enteré al cabo de un tiempo que Gloria había muerto, me dio pena porque ella, no sé si fue consciente, me dio la bienvenida de la mejor manera posible, confiando en mi.

Hoy día de lluvia he organizando fotos y he comprobado que la a simplicidad de las formas en las casas y paredes de la Travesia de la Fuentecilla se parecen un poco a las  que he encontrado, salvando las distancias paisajistas, hace quince días en pueblos de las Islas Canarias. Es la estética de la simplicidad, de la sencillez, en donde no se sabe la intencionalidad del arquitecto, ni sus concepciones globales. El resultado es lo que nos encontramos cada día, que no deja a ser la estética de lo sencillo.

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